Montevideo, abril de 1964: la ciudad apacible pronto va a ingresar en un tiempo de violencia política. El país es gobernado por el Colegiado y la palabra crisis aparece con insistencia en las noticias. No obstante, la convivencia social discurre en la engañosa calma que precede a las tormentas.
Ese otoño, un hombre viudo de mediana edad llamado Keller vende la casa familiar y alquila un modesto apartamento en el barrio Parque Rodó después de que su hijo emigra a Australia. Con la mudanza, Keller accede a una nueva vida de hombre solitario que quiere dejar atrás el pasado. A partir de la lectura fortuita de Asesino a sueldo, una ignota novela policial que descubre en su biblioteca, conocerá los pliegues más sombríos de su alma.
Obsesionado por Beatriz, su joven vecina, Keller se entrega al juego que el siniestro Murray Sullivan, protagonista de la novela, parece enseñarle página tras página. Ese aprendizaje y su amor imposible por Beatriz empujan a Keller a trasponer límites que nunca soñó cruzar. Así, el juego intertextual entre lo que lee y lo que vive ambienta una trama de crímenes que no da respiro al lector.
Montevideo noir reafirma a Hugo Burel en el género de la novela negra con los solventes recursos narrativos que ya había desplegado en El corredor nocturno (Alfaguara, 2005), El desfile salvaje (Alfaguara, 2007) y su reciente y premiada El caso Bonapelch (Alfaguara, 2014). Esta vez indaga en la mente alienada de alguien que deambulará por la Montevideo de hace medio siglo en busca de una nueva identidad.
El casino del Parque Hotel, la tienda La Ópera, la confitería La Alhambra y el emblemático café Sorocabana de la plaza Cagancha son algunos de los escenarios en donde Keller nos revelará su mundo inquietante, en el que la liberación y la catarsis necesitarán de un acto compulsivo y absoluto para manifestarse